lunes, 9 de noviembre de 2009

El poder de Twitter y el periodismo que viene




El Washington Post, el diario que expuso el escándalo Watergate y dejó sin trabajo al presidente estadounidense Richard Nixon además de marcar un momento de gloria para el periodismo no puede conseguir adaptarse a los tiempos que corren en referencia a los nuevas tecnologías.
 Esto es lo que les impone a sus periodistas en el uso de las redes sociales:
- Cuando un periodista usa redes sociales (Twitter, Facebook, etc.) en su trabajo o en su vida personal debe tener siempre presente que es un periodista de nuestro diario.

- Nada debe poner en tela de juicio nuestra imparcialidad. Jamás debemos abandonar las reglas que separan la noticia de la opinión, (ni olvidar) la importancia de los hechos y la objetividad.
- Todos nuestros periodistas renuncian a algunos de los privilegios de los ciudadanos particulares. Cualquier contenido asociado a ellos en una red social online es, a los fines prácticos, el equivalente de lo que aparece firmado por ellos en nuestro diario o sitio web.
Y esto:
- Las páginas personales online no son el lugar apropiado para discutir temas internos de la redacción tales como fuentes, investigaciones, decisiones sobre publicar o no (...)
El diario
- Se siente con derecho a opinar sobre la vida personal de sus periodistas en Internet y les da por renunciado el derecho (privilegio, dice) de sostener en Internet opiniones distintas u opuestas a las que sostienen en el diario, derecho que, tienen todos los ciudadanos "particulares";
- Opina que existe la objetividad, que hay noticias sin opinión.
- Entiende que cualquier exposición de los procesos periodísticos internos es nociva para el diario.
Estas normas son un intento de enfrentar nuevas realidades con las ideas del pasado. Hasta hace poco los diarios tenían el monopolio de la mediación periodística. Sus periodistas tenían un solo lugar para dar su producción: el medio donde trabajaban y su voz era la voz oficial de ese diario. Internet les ha arrancado a los diarios esa facultad. Hoy cualquiera puede aparecer en un medio: en su blog, en foros y también en redes sociales. O sea, un periodista como cualquier otra persona puede dar su opinión, contar chistes, anécdotas, enojarse... y publicar todo esto.
Por primera vez en la historia esto se hace a escala global, es fácil, baratísimo y rápido. Ha habido un cambio radical de lo privado y lo público. Si bien los periodistas siempre pudieron opinar fuera de su lugar de trabajo,  esta opinión extraoficial hoy, gracias a las redes sociales, blogs, etc., cambian totalmente la palabra y opinión "institucional", poniendo en duda la coherencia o imparcialidad del discurso editorial de la empresa. Aunque se intente tapar el sol con las manos el proceso es irreversible y el cambio no se puede desandar.
Fuente: Diario Perfil 18 de octubre, 2009

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